miércoles, 5 de mayo de 2010

LA DESCONOCIDA


Hoy es un dia cualquiera, llegar a ti significaría levantar las alas como último reflejo de agonía. En la radio dijeron que ya no lloverá hasta el año que entra, que no habrá riesgo de interrumpir el pensamiento, buscando tu rostro en la cara de todas las mujeres. En el plan de escape solo conservo una carta tuya que no tuvo destino, la despedida la dejó inutil completamente, mil doscientas palabras escogidas especialmente para tus halagos favoritos, inter de una descripción acerca de un encuentro que jamás logró nacer, !si tan solo la huberias leido! !si tan solo te la hubiera escrito!.


Es Mayo y la puerta esta lista para abrirse estrepitosamente, desde aquel Abril solo se ha permitido entrar por la rendija, a un halo de luz con sus particulas suspendidas, la fortaleza solo la quebranta, el fantasma de tu sombra que reafirma el sentimiento de extrañarte. De vez en cuando, un despitado aroma a tu perfume arriba, ronda escogiendo todos los escritos lúgrubes, tambien inunda aquellos que jamas logré entregarte, asi aprovechas lo efímero para saltar entre las páginas, te robas el rostro de mujeres desconocidas y dejas tu blusa en cada estrofa, me provocas, me buscas para que te persiga mientras ries a la vuelta de cada verso.


Avivas el juego, insinuas como siempre, tener desnuda la espalda, haces de aquel panorama una version propia y ya muy nuestra de la monalisa, dejas en cada hoja de árbol, una invitación a que salga a buscarte, marcas en caminos de óleos frescos, una ruta en el mediterráneo, dejas sombras como a mi me gusta para que me ilusione esperando caer la tarde entre tus brazos.


Todavia no acaba el mes y el vino se hizo añejo, jamás bebimos sobre una mesa, jamás tocó tu iris el mio en una cama, tampoco tu mano se llevó latidos juntos, ni reposamos un cansancio besando el cuello; no te conzozco aún, ni tú a mi tampoco, pero, de seguro seguirás aqui, rondando en el cuaderno con pies descalzos.
Por hoy se acabaron las páginas sueltas, vasta colección de besos nunca dedicados, una hoja en blanco a tu memoria, y una almohada que jamás se aparta de soñar tu alma.







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